El martes, 17 de septiembre, la Antigua Escuela de Comercio de Gijón fue testigo de un encuentro muy esperado: el acto de presentación de resultados del proyecto Futuro&Co., un evento organizado por la Asociación Albéniz y la Fundación Albergue Covadonga que reunió a representantes de diversas instituciones y organizaciones sociales en un ejercicio de compromiso común con la lucha contra el sinhogarismo juvenil en nuestro país y -más concretamente- en el territorio asturiano.
Un acto con una alta participación institucional
La apertura de la jornada estuvo a cargo de Ángeles Fernández-Ahúja -Concejala Delegada de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Gijón-, de María Velasco Muñiz -Concejala Delegada de Políticas Sociales del Ayuntamiento de Oviedo-, de Francisco de Asís Fernández -Director General de Juventud del Principado de Asturias- y de Claudia Lera García -Presidenta del Consejo de la Juventud del Principado de Asturias-, que conformaron una mesa de representación institucional en la que se subrayó la importancia de promover políticas públicas que combatieran de forma eficaz las situaciones de exclusión y vulnerabilidad de estos y estas jóvenes, así como la necesidad de iniciativas como Futuro&Co. para este cometido.
Presentación de metodologías y casos éxito
El evento, moderado de principio a fin por Elena Suero Caldevilla, directora de la Fundación Albergue Covadonga, continuó con uno de los bloques que más emocionó al público: la presentación de las metodologías empleadas y de las experiencias -profesionales y personales- vividas por dos de las profesionales que formaron parte del proceso de experimentación e implementación del modelo.
Las técnicas, Marta Diego Magán -educadora en Asociación Albéniz- y Julia Rascón Mendivil -técnica de programas en Fundación Albergue Covadonga-, hablaron de todo el transcurso desde la creación de estas nuevas herramientas (que tenían como uno de sus requisitos clave ser pioneras), hasta su puesta en marcha y los hallazgos -y auténticas historias de vida- que fueron surgiendo a lo largo de todo este camino.
“Como profesionales, tuvimos que ponernos las pilas para trabajar en el enfoque centrado en la persona que define a Futuro&Co., un enfoque del que se oye hablar mucho… pero había que implantarlo de verdad”, indicó Marta, que continuó contándonos cómo se gestó otro de los pilares fundamentales del proyecto:
“Estos y estas jóvenes están en búsqueda de su descubrimiento personal, por eso trabajamos en su salud física y mental, en su situación administrativa y jurídica, en su itinerario formativo y laboral, en su participación en la comunidad… porque, sin comunidad, no hay autonomía. Ellos y ellas mismas tenían que ir tejiendo sus propias redes, sus propios apoyos, algo que, al final, es el objetivo de la desinstitucionalización”.
Julia, por su parte, definió a la perfección uno de los mantras de Futuro&Co.: “Una vivienda no es, por sí sola, un hogar. Un hogar es mucho más: es un espacio para la convivencia, para establecer lazos con la colectividad”, finalizando con una afirmación que puso de manifiesto la implicación y el compromiso de los equipos de estas entidades con el proyecto: “Trabajamos al máximo, aprovechando, con los y las jóvenes, cada segundo de nuestro tiempo”.
Conclusiones y hallazgos, ¿y ahora qué?
El análisis más detallado de los resultados de la aplicación de este modelo vino, como es ya habitual, de la mano del doctor Esteban Sánchez y de la doctora Iria Noa De La Fuente, del equipo investigador del Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación de la Universidad Complutense de Madrid, que compartieron los principales hallazgos del Informe de Evaluación (puedes consultar un resumen aquí), destacando que Futuro&Co. incrementó, en un porcentaje significativo, el número de jóvenes con apoyos funcionales: “El modelo devolvió a las personas a la lógica de la comunidad, entendiéndola como una red de apoyos naturales; es decir, apoyos a los que recurriría cualquier chico o chica de esa edad”.
Surge de nuevo, tal y como recalcó Esteban, la comunidad como pilar fundamental: “El sinhogarismo es un problema ético, vinculado no tanto a derechos subjetivos, sino un problema ético colectivo que tiene que ver con la negación de un derecho fundamental de las personas, que es el derecho a la comunidad. Sin comunidad, el hogar es solo un techo”.
Tras un espacio para el diálogo y la reflexión, Nacho Bujanda -director en Asociación Albéniz- y Elena Suero compartieron las principales conclusiones y propuestas surgidas del análisis de los resultados del proyecto, destacando la necesidad de abordar la exclusión socioresidencial juvenil desde un enfoque de capacidades y basado en derechos y política pública, así como la importancia de modelos flexibles y de la idea de que se naturalice el proceso que cada joven debe seguir -es decir, la desinstitucionalización para naturalizar-.
Un compromiso con el futuro
La jornada concluyó con la intervención de Ana Gómez Ortiz -coordinadora del proyecto-, de Javier Vicente Canela -presidente de la Asociación Albéniz- y de la Consejera de Derechos Sociales y Bienestar, Marta del Arco Fernández, que reincidió en la necesidad de trabajar, en materia de políticas públicas, con conceptos como autonomía y toma de decisiones, pero, sobre, con los de red de apoyos e inclusión y vida en la comunidad, pilares de un proyecto que defiende firmemente que un hogar es parte de la respuesta, pero que debemos ir más allá.
Más allá, hasta encontrar soluciones reales y efectivas para los y las jóvenes en exclusión y en riesgo de exclusión. Más allá, hasta que el sinhogarismo deje de ser una problemática acuciante y una realidad cotidiana.
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