Cada 12 de agosto, el Día de la Juventud nos invita a reflexionar sobre las diversas realidades a las que se enfrentan los jóvenes en nuestro país. Una de ellas, una de las problemáticas más acuciantes y, al mismo tiempo, menos visibilizadas, es el sinhogarismo juvenil. En un contexto de precariedad laboral y de inmensas dificultades de acceso a la vivienda, miles de jóvenes en España se encuentran sin hogar. Una situación que no solo refleja una cuestión de carencia material o económica, sino también un fracaso estructural en las políticas sociales y públicas.
Un problema estructural
La Encuesta de Personas Sin Hogar del INE de 2022 estima que hay más de 28.000 personas sin hogar en España, de las cuales alrededor de 6.000 tienen menos de 30 años. Esta cifra supone un aumento del 36% a lo largo de la última década, una tendencia que difícilmente podemos –o deberíamos – ignorar.
La juventud en España se enfrenta a tasas de desempleo y precariedad laboral significativamente más altas que otros grupos de edad. Según Eurostat, en junio de 2023, España registró la tasa de paro juvenil más alta de la Unión Europea, con un 27.4%. ¿Por qué es tan alarmante esta cifra? Porque implica que más de uno de cada cuatro jóvenes no tiene trabajo. A esta realidad tenemos que sumarle un mercado inmobiliario en constante aumento de precios y que no deja de lanzar trabas para el acceso a la vivienda, lo que dificultad aún más la emancipación juvenil.
La nueva cara del sinhogarismo
Tradicionalmente, el sinhogarismo se había venido asociando a hombres mayores con problemas de salud mental y consumo de sustancias. Pero esta realidad ha cambiado. Los jóvenes menores de 35 años representan ahora entre el 20% y el 30% de la población sin hogar en Europa. En España, son más del 55%, lo que evidencia la gran vulnerabilidad de este grupo de edad.
Otros factores determinantes
Existen diversos factores que son cruciales a la hora de hablar de sinhogarismo juvenil. Origen y estatus migratorio –un 86% de los jóvenes sin hogar son de origen extranjero, siendo la mayoría provenientes de países no comunitarios–, la prevalencia de problemas de salud mental –un 77.6% de los jóvenes sin hogar presenta síntomas de mala salud mental, un porcentaje significativamente mayor que en otros grupos de edad – o los bajos niveles de apoyo social a los que se refieren, que agravan su situación de exclusión y soledad, son solo algunos de ellos.
Las políticas existentes no han sido suficientes para prevenir y paliar el sinhogarismo juvenil. Al contrario, el contexto del que hablábamos al inicio de este artículo crea un entorno donde los jóvenes son particularmente vulnerables a la exclusión. Abordar esta compleja realidad requiere una perspectiva interseccional que contemple las diversas dimensiones que afectan a las personas jóvenes.
En este Día de la Juventud, desde la Red Faciam y Futuro&Co. creemos que es crucial que reconozcamos y abordemos el sinhogarismo desde todos los prismas que desde las particularidades de la juventud se plantean. Solo a través del esfuerzo colectivo y de la transformación de políticas sociales y públicas podremos garantizar que todos y todas las jóvenes tengan la oportunidad de construir un futuro digno, libre y seguro.
#LAJUVENTUDESFUTURO
Fuentes:
Informe monográfico: Más allá de la vivienda. Juventud y sinhogarismo. Junio, 2022. FACIAM